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LA DIYINA PROVIDENCIA 95 --------- ----------·----- nunció 3.000 parábolas o proverbios, expresados frecuente– mente en forma figurada o mediante comparaciones. La doctrina es copiosa y substanciosa. Hablando de la recta senda que se debe seguir nos dice: "Oye, hijo mio, y recibe mis palabras, y se multiplicarán los años de tu vida. Que te enseño el camino de la sabi– duría y te encamino por el recto send<:ro. Así, cuando an– duvieras, no se enredarán tus pasos y aun corriendo no tropezarás. Retén firmemente la disciplina, no la dejes, guárdala y mira que es tu vida. No te metas por las sen– das del impío, no vayas por el camino de los malos" (37). Al hombre le parecen buenos todos los caminos, pero es Yavé quien pesa las almas. Encomienda a Yavé todos tus afanes y se te lograrán todos tus pensami-entos. Todo lo ha hecho Yavé para sus fines ... Traza el corazón del hom– bre sus caminos, pero es Yavé quien dirige sus pasos" (38). Eclesiastés. Habla de la vrunidad de la ciencia, de los placeres, de la sabiduría, y de los deseos insaciables del hombre en este mundo. Tratando de la incertidumbre del destino dice: "Di, pues, mi corazón u conocer la sabiduría y a examinar el tra– bajo que se hace sobre la tierra; porque hay quien de día y de noche ve cerrarse sus ojos al sueño... Poniendo en mi corazón todo esto, vi bien que el justo y el sabio y sus obras están en las manos de Dios, y ni siquiera sabe el hombre si es objeto de amor o de odio; todo está encu– bierto ante él" (3B). Termina el libro diciendo: "Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el hom– bre todo. Porque Dios ha de juzgarlo todo y toda acción, sea buena, sea mala" (40). La Sabiduría. Este libro está lleno de enseñanzas mora- (37) Prov., IV, 10-14. (38) Prov., XVI, 2-9. {39) Ecles., 8-9, 16, l. (40) Ecles., 12, 13-H.
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