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90 P. PÍO M.ª DE MONDREGANr'.S, O. F. M. CAP. ciendo con nosotros, arrepentidos y humillados, actos de misericordia. Señor, no estés eternamente enojado contra nosotros¡ ten misericordia de todos los pecadores. Con tu Providencia misericordiosa borra el decreto de ·nuestra con– denación y líbranos de la muerte eterna para cantar tus misericordias infinitas. § III. .Job. No es nuestro objeto tratar aquí de la autenticidad, del tiempo y del autor de este libro. Nuestra intención es in– dicar a las almas atribuladas los caminos ,escondidos de la Providencia divina que se observan en la lectura de este drama doloroso. Job viene considerado como un tipo de Cristo. En el principio del libro (15) se lee que era un "hom– hre recto y justo, temeroso de Dios y apartado del mal" (16). Tenía siete hijos y tres hijas, y poseía muchas riquezas. Dios permite a Satanás que le tiente y que le pruebe. Job viene privado de sus bienes y de sus hijos. El Pa– triarca permanece sometido a Dios, exclamando: Dios me lo dio, Dios me lo ha quitado. Sea bendito el nombre de Yavé ( 17). Dios permite a Satanás que le hiera con ulce– ración maligna desde la planta de los pies a la coronilla de la cabeza. No obstante los insultos de su mujer, él per– manece fiel al Señor y responde: ¿No recibimos de Dios los bienes? ¿Por qué no vamos a recibir también los ma– les? (18). En los capítulos 3-14 se entablan debates entre Job y (15) I, l. (16) I, l. (17) I, 21. (18) 11, 10.

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