BCCCAP00000000000000000000626

LA IlIYINA PROVIDENCIA 89 cisos y de todos los extraños. Tú conoces que sólo por ne– cesidad estoy donde estoy, que detesto las señales de mi gloria que llevo sobre la cabeza en los días de mi pública manifestación; que las abomino como paiio de menstrua– ción; que no las llevo en mis días de retiro; que '!lo ha participado tu sierva de la mesa de Amán, ni aprecio los banquetes del rey, ni bebo el vino de las libaciones; que no ha tenido tu sierva día alegre desde el día de su encum– bramiento hasta hoy sino en Ti, Señor, Dios ele Ahraham. ¡ Oh Dios sobre todos fuerte!, oye la voz de los desamJ'arados y líbranos del poder ele los perversoi,;, líbrame a mí de todo mal" (14). Ester, después del ayuno y de las plegarias, interviene ante el rey Asuero, le manifiesta todo lo tramado por el ambicioso y orgulloso Amán. Al fiel Mardoqueo se le tributan los honores concedidos por el rey; Amán es humillado y finalmente ahorrado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo. Se da un nuevo edicto de liberación de los judíos, mata– ron a muchos de sus en<'migos, celebraron con regocijo la fiesta de su liberación por la infrrvención de l\fardo– queo y de Ester. Dios, en, su Providencia infinita, sabe cambiar los co– razones y las voluntades, humillar a los soberbios y ensal– zar a los humildes. Cambia las disposiciones exteriores e interiores. El ejemplo de la reina Ester, que con sus súplicas cam– bió el corazón de Asuero, revocando el edicto de extermi– nio del pueblo de Dios, es aplicable también a la intercesión de la Virgen Inmaculada, Maria, Reina de nuestros cora– zones, para cambiar los enemigos en amigos, los males en bienes. Para aplacar la ira de Dios justamente irritado por nuestros pecados y suspender los castigos merecidos, ejer- (14) Est., 14, 3-19.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz