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LA DIVINA PROVIDENCIA 87 Esta heroína es tipo de la Virgen Inmaculada, que con su planta aplastó la cabeza del dragón infernal. Ester. El libro de Ester, en el fondo muy semejante al de Judit, recibe su nombre de la reina de Asuero Ester, que es la figura principal. Está lleno de enseñanzas y es fecundo en aplicaciones. Nos interesan aquí principalmen– te las súplicas de Mardoqueo y de la reina Ester, ihija de Abigail. Amán, favorito del rey, había obtenido un edicto de ex– terminio contra los judíos existentes y dispersos en el reino. Enterado Mardoqueo de lo que sucedía reunió a los ju– díos de Susa y les comunicó la orden de Ester de a¡¡unar tres días y noches sin comer ni beber, y oró al Señor di– ciendo: "Señor, Señor, rey omnipotente, en cuyo poder se ha– llan todas las cosas, a quien nada podrá oponerse si qui– sieres salvar a Israel. Tú, que has hecho el cielo y la tie– rra, y todas las maravillas que hay bajo los cielos; Tú eres dueño de todo, y nada hay, Señor, que pueda resistirte. Tú sabes todo; Tú sabes, Señor, que no por orgullo ni altivez ni por vanagloria hice yo esto de no adorar al orgulloso Amán; que de buena gana besaría las huellas de sus pies por la salud de Israel¡ que yo hice esto por no poner la gloria del hombre por encima de la gloria de Dios; que no adoraré a nadie fuera de Ti, mi Señor, y que obrando asi no lo hago por altivez. Ahora pues, Señor, mi Dios y mi rey, Dios de Abraham, perdona a tu pueblo cuan– do ponen en nosotros los ojos para nuestra perdición, con el ansia de destruir tu antigua hNedad. No eches en ol– vido esta tu porción, que para Ti rescataste de la tierra de Egipto. Escucha mi plegaria y muéstrate propicio; vuelve nuestro duelo en alegría para que viviendo cantemos, Se– ñor, himnos a tu nombre, y no cierres, Señor, la boca de

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