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LA DIVINA PROVIDENCIA 85 "•'"'••---•--•------•-•--•-•·v·-•- -~-•-- •-•--'-•-~- oprobio. Contra lo que Tú tenías mandado que se hiciese obraron ellos, y por eso en lregaste sus príncipes a la muer– te, y su lecho, testigo de sus engaños, lo cubriste de san– gre; heriste a los siervos con sus prínciprs, y a éstos so– bre su trono. Diste sus mujrres en presa y sus hijos al cautiverio, y todos sus bienes en reparto a tus hijos pre– dilectos, que se abrasaban en celo por Ti, abominaban la impureza de la sangrr de aqut'.,]los y te invocaron en su au– xilio. Dios, Dios mio, escucha a esta pobre Yinda. Tú, en efrctn, ejecuta:i las hazañas, las antiguas, las siguiente:,, las de ahora, las que vendrún dPspués; Tú planeas le lo que estaba por venir, y sucedía como Tú lo habías decre– tado, y se pn'sPntaha a Ti, diciendo: lléme ar¡11í. Pues to– dos tus caminos están dispuestos ¡¡ previstos tus juicios. Mira que los asirios tienen un ejército poderoso, se en– gríen de sus caballos y jinetes; se enorgullecen de la fuer– za de sus infantes, liPnen puesta su confianza en sus hro– quelPs, en sus lanza'-, en sus arcos y en :ms hondas, y no <.aben que Tú eres el Señor que drridc las batallas, cuyo nombre es Yavé. Quebranta su fuerza con lu poder, pul– veriza su fuerza con tu ira, porque han resuelio violar tu santuario, profanar el tabernáculo Pn que se posa tu glo– rioso nombre y derribar con el hierro los cuernos de tu altar. Pon los ojos en su soberbia, descarga tu cólera so– bre su cabeza, dame a mí, pohre viuda, fuerza para t'.icru– tar lo que he premeditado. Que no está tu poder fil la mu– chedumbre ni en lo~ valientes tu fuerza; antes eres Tú el Dios ele los humild{'S, el amparo clf' los pequeños, el deff'n– ,;;or de los débiles, el refugio de los desamparados y el sal– vador de los que no tienen esperanza. Sí, sí, Dios de mis padrPs y Dios de la heredad de Israel, Dios de los cielos y de la tierra, Creador de las aguas, Rey de toda la crea– ción; escucha mi plegaria y dame una palabra seductora que cause heridas y cardenales en aquelios que han re– suelto crueldades contra tu alianza, contra tu santa casa,