BCCCAP00000000000000000000626

82 P. PÍO M. 0 DE MONDREGANES, O. F. M. CAP. 1am, en lugar de maldecir a Israel, le bendecía. Tomando Balam la palabra dijo: "Levántate, Balac, y oye; dame oídos, hijo de Sefor: No es Dios un hombre, para que mienta. Ni hijo de hombre, para arrepentirme. ¿Lo ha di– cho Él y no lo hará? ¿ Lo ha prometido y no lo manten– drá? De bendecir he recibido yo orden. Bendición ha dado f:l; yo no puedo revocarla" (4). El libro de Ruth es un verdadero idilio que describe las costumbres de aquel tiempo. En la época en que goberna– ban los Jueces hubo hambre en la tierra, y salió de Belén de Judá un hombre con su mujer y dos hijos para habitar como extranjero en, los campos de Moab. Llamábase el hombre Elimelec; la mujer, Noemi, y los dos hijos, Maja– Ión y Quelyón (5). Murieron los varones y quedaron viu– das Noemí y sus dos nueras, Orfa y Ruth. Noemi las acon– sejó que volvieran a sus pueblos, pero Ruth no quiso se– pararse de su suegra y se fue a Belén con ella. Providen– cialmente Ruth fue a espigar en los campos de Boz, pa– riente de Noemí. Boz la trató con mucha benevolencia y gen.erosidad. Por consejo de Noemí Ruth hizo valer sus derechos sobre Boz, en virtud de la ley del levirato. Tomó Boz a Ruth por mujer y tuvieron un hijo, a quien lla– maron Obed. Este fue padre de Isaí, padre de David. D,e este modo esos nombres entraron en la genealogía del Re– dentor (6) (7). La Providencia premió la bondad y humil– dad de la moabita Ruth. Luego hay que seguir los caminos de Dios, no los de los hombres. Nadie se debe oponer a las órdenes de Dios, na– die maldecir lo que f:l bendice. La Providenda de Dios es omnipotente y siempre vence. (4) Núm., 22, 1-40; 23, 1-22. (5) Rut., 1, 1. (6) Mat., 1, 5. (7) Luc., III, 31.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz