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02 P. PÍO M.ª DE MONDREG.\NES, O._ I-'. _:-.1. CAP:_ --- su voluntad, por un fíat omnipotente vinieron al mundo los seres. Se manifiesta por la conservación de las cosas. La con– servación en el ser es como una creación continuada; por– que, si Dios se retractara o dejara de quererlas, dejarían de existir. La omnipotencia se manifiesta también por la acción de Dios como causa primera en todas las actividades o movimientos de los seres. Con todos concurre, según sus particulares naturalezas. La acción y el orden, del mundo muestran al primer motor y ordenador, cuyo dominio se extiende a todos y cada uno de los seres. Ninguna de las criaturas puede sustraerse a su poder. A todos puede aniquilar en un momento. Por la miseri– cordia de Dios no fuimos destruidos al primer pecado mor– tal. Dio~ podía habernos aniquilado o mandado al infierno. Sin embargo, nos esperó y n-0s perdonó. Sea siempre ben– dito y alabado. ARTÍCULO 8_;" De la santidad de Dios. La santidad de los hombres, por una parte, es negati– va, que consiste en el esfuerzo para vencer el mal; y por otra parte, es positiva, que consiste en el esfuerzo para practicar el bien. No es otra cosa que conformar nuestra voluntad y nuestras acciones a la voluntad divina, norma suprema de nuestra conducta. La santidad es caridad, ,Ja caridad es amar, amar es hacer Ia voluntad del amado. La santidad en Dios no supone esfuerzo, es connatural. Bajo el aspecto negativo carece de todo mal; bajo el as– pecto positivo posee todas las perfecciones y virtudes que no implican imperfección. La esencia de Dios estú en per-

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