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5G de un ser muerto o insensible, sino un Ser ViYicnte, per– fecto en toda línea. Canta el salmista: "Antes que los mon– tes fuesen, eres Tú desde la etc>rnidad hasta la eterni– dad" (4). Para Dios no hay pasado, ni futuro; ni días, ni aüos, ni siglos. Es un Acto Purísimo, un Instante que no pasa, un nzrnc stans. Desde la eternidad y por toda la eternidad es un Ser sin sucesión ni mutación. Conoce todo simultá– neamente y no aumenta su conocimiento en la duración, perp,etua de los siglos. ¿, Qué son los seres humanos comparados con la eterni– dad de Dios? ¿Qué es nuestra ·dela efímera comparada con la vida infinita y éterna de Dios'? "Mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó; como una vigilia de la noche" (5). Los días de nuestra vída pueden llegar a setenta años, y a ochenta en los más robustos; pero tam– bién la robustez es apariencia, un nada, porque se corla en un instante y volamos (6). El tiempo pasa velozmente, y es necesario aproYeehar– lo para ganar la eternidad. ARTÍCULO 4.1' La inmensidad de Dios. La eternidad de Dios excluye principio, fin y sucesión. La inmensidad excluye los límites en el espacio. Todas las cosas materiales ocupan un espacio determinado, Dios no puede ocupar un espacio. Es inmenso y sin medida. Dice Baruc: "¡ Oh Israel, cuán granele es la casa de Dios y cuán (4) Sal., 89, 2. (5) Sal., 89, 4. (6) Sal., 89, 10.

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