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Anatomía y Fisiología. Nos hasta a nuestro intento esco– ger algún ejemplo que otro. Examinemos en primer lugar el ojo. N:ecesitamos para ver los objetos un nervio llamado óptico, dotado de sensi– bilidad propia distinta de la de los demás sentidos. La ex– pansión de este nervio se llama retina, en, la que se dis– tinguen ocho capas distintas de tejidos. La más interior, que recibe la acción de la luz, está formada por multitud de fibras finísimas, terminadas unas en forma de baston– citos y otras de conos distribuidos alternativamente CO'Il, ex– trema regularidad, formando como una especie de finísimo mosaico. Estas fibrillas son tan diminutas y numerosas que se calculan de 30 a 40.000 por milímetro cuadrado. Afirman también los fisiólogos que la retina puede reci– bir, por segundo, más de 500 trillones de vibraciones lumi• nosas. Calcúlese la extrema delicadeza y sensibilidad de esta membrana para recibir el número sin número de vibracio– nes luminosas de tantos objetos como vemos durante nues– tra existencia, por muy corta que ella sea. El globo ocular está, además,· formado por la esclerótica, la coroides, el iris, la córnea transparente, el cristalino, con otros órga– nos anexos, como cejas, párpados, glándulas lagrimales, músculos... Todas estas partes, con mayor o menor influjo, concurren a formar el sentido de la vista y realizar la vi– sión continuada de los objetos externos. ¿A qué fotógrafo humano se le hubiera ocurrido inventar una cámara obs– cura tan complicada y capaz de recibir tan,tos millones de objetos sin confundirlos? El que ha construido el ojo ¿po– drá desconocer las leyes de la óptica? Ese óptico que or– ganiza, que infunde vida, luz, visión a tantos ojos como hombres y animales han existido y existirán, es el óptico sapientísimo. Para montar los aparatos fotográficos más modernos construidos por la mano del hombre se nece• sitan muchos materiales y no poca exactitud y destreza; mientras que los animales, para montar este aparato na•