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34 P. PÍO M,ª DE MONDHEGANHS, O, P. M, CAP. mide de circunferencia 40.000 kilómetros, y, sin embargo, el Sol, que a simple vista nos parece tan pequeño, es 1.333.000 veces más voluminoso que la Tierra. Las man– chas solares observadas el 2 de febrero de 1905 contenían un área de 18.000 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a 3í veces toda la superficie de la Tierra. La estrella Sirio es 13 veces más voluminosa que el Sol, y Vega 12.500.000 mayor que el astro que nos alumbra. Y consi– derar que hay tantos millones de astros y con extensio– nes tan enormes es para caer de rodillas y adorar la gran– deza inconmensurable del autor que los formó. Las distancias son aún mayores. Sabemos que la chis– pa eléctrica libre puede dar, en un 1,egundo, siete vueltas y media alrededor del Ecuador terrestre. Conducida por un alambre podría dar dos vueltas y media por el mismo sitio y en el mismo tiempo. Se ha experimentado que la velocidad de la luz es de 300.000 kilómetros por segun,do; pues, a pesar de esta asombrosa rapidez, un rayo de luz que parta del Sol tarda ocho minutos en llegar a la Tie– rra; catorce años para que llegue de Sirio; diecinueve, de Aldebarán; trece, de la Polar; cuarenta y ocho, de Capela¡ ochenta y cuatro, de Vega; ciento treinta y cinco, de Ar– turo; ciento cincuenta mil, de Andrómeda, y de otras mu– chos más todavía. Calcúlese ahora la fabulosa longitud de kilómetros que habrá recorrido ese rayo de luz, reco– rriendo, como hemos dicho, 300.000 kilómetros por segun– do. Nuestra imaginación desfallece y se confunde ante ta– les distancias. Igualmente es pasmoso el movimiento. La tierra ejecuta un movimiento de rotación cada veinticuatro horas; y el de traslación alrededor del Sol en trescientos sesenta y cin– co días, que constituyen nuestro año solar, y camina, por segundo, unos 32 kilómetros. Arturo corre con, una velo– cidad de 9.800.000 kilómetros por día. El cometa Halley tarda en recorrer su órbita setenta y cinco años y medio.