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LA DIVINA PROVIllENCI.\ 31 El fin externo es el que cada ser tiene asignado con respecto a los demás seres. Las diversas partes del cuerpo humano se ordenan a todo el individuo; los individuos se relacionan entre sí, unas especies se subordinan a otras, unos reinos a otros. El reino vegetal al animal, éste al hom• bre, los hombres a la sociedad. Los astros no son inde– pendientes unos de otros, surcan los espacios sometidos a la gravitación universal, que produce el equilibri.o y rit– mo de la naturaleza. Las nociones del orden y finalidad son de sentido común y sólo un incrédulo puede n,egarlas; pero a ciertos incrédulos no se les puede convencer en lus Academias, se les debe curar en ius manicomios. 3., ¿Qué es gobienw? Yernos que el orden de las co· sas no es efímero; antes bien, constante, universal, unifor– me: luego existen leyes naturales que rigen los fenómenos del mundo físico. La ejecución práctica de esas leyes cons– tituye el gobierno del mundo. Dirigir la multitud al fin, por leyes universales y constantes, es gobern,ar. Para co• nocer la existencia de esas leyes en el mundo no hace fal– ta más que abrir los ojos y contemplar su marcha. Bl buen sentido ¿podrá negar que hay un comandante supre– mo que dirige ese ejército inmenso, siempre en marcha uniforme, si:11 cansancio y sin confusión, sobre las azula– das bóvedas del firmamento'/ 4." ¿Qué es belleza? La belleza dicen los filósofos que es la unidad en la rnullilud y variedad. lllultitud, varie– dad y unidad son los elementos que integran la belleza. Luego la multitud ordenada con respecto a un fin es corno un esplendor en el orden, Splendor ordinis, que, visto, nos agrada. Es una armonía debida a la proporción de cosas o de partes, es una multitud variada reducida a unidad tan perfecta, cuya visión y contemplación deleita las po– tencias que la aprecian. ¿Podrá haber multitud, variedad y unidad más mara\i– llosa que las que nuestros sentidos observan, levan.tanda
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