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28 P. PÍO M. 0 DE MONDHEGANES, O. F. M. CAP. Dios por ser tu Creador¡ debes serlo también por ser tu Glo– rificador. Heco'lloce tu principio, tiende a tu fin, y Dios será el objeto de tu eterna felicidad. Dios mío, Tú eres mi principio, Tú eres mi fin. Condúceme a Ti hasta que yo descanse en Ti. Deus meus ,el omnia. ARTÍCULO 2." Prnebas de orden físico. § L Drl ol'dcn visible aT urden i11l'isibl1'. Fray Luis de Granada refiere que, preguntando un fi– lósofo al gran San Antonio Abad qué libro leía, respon– dió: "El libro, ¡ oh filósofo!, en que yo leo es todo el mu•n,– do, o sea, el gran libro de las criaturas" (H). "¿Qué es, Señor, todo este mundo visible sino un espejo que pusiste delante de nuestros ojos, para que en él contemplemos vues– tra hermosura'?... ¿Qué es todo el mundo Yisible sino un grande y maravilloso libro que Vos, Señor, escribisteis y ofrecisteis a los ojos de todas las naciones del mundo, así griegos como bárbaros, así sabios como ignorantes, para que en él estudiase 1 n, todos y conociesen quién Vos érades '/ ¿ Qué serán luego todas las criaturas de este mundo tan hermosas y tan acabadas, sino como unas letras grabadas, e iluminadas, que declaran bien el primor y la sabiduría de su autor'?" (10). A principios de la revolución española, para implantar la segunda República, un hombre impío y sectario encon– tró a un aldeano trabajando su finca, el cual, al toque ele (9) Introducción al Símboto de la fe, primera parte, c. I, § I. (10) Ibírl., c. II.
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