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L:\ lll\'JN.\ PHO\'lDK~CJ:\ instrumentos comparados con el agente principal. Nadie puede pasar de la potencia al acto sin un ente en acto, y el ente siempre en acto, sin ninguna potencialidad, es Dios, y sólo Dios. Reconozcamos que 0 Dios es la Primera Cml'sa, de la que dependen todas en el ser y en el obrar. Sin su influjo nada se hace, nada se produce, nada podría existir. Raimundo Lulio, reconociendo ser Dios la primera causa, se dirige a Él de esta manera: "¡ Oh glorioso Señor, que salvas y defiendes a tus amigos y amantes de todos los males! Si Tú no existieses yo no existiría; por consiguiente, puesto que tu glorioso Ser es la causa de mí, te pido la gracia ele que reduzcas a la perfección todas mis palabras, y to– dos mis pensamientos, y todos mis deseos" (6). "¡ Oh Dios glorioso, honrado sobre todos los honores, poderoso sobre todas las potestades! Tú eres toda nuestra perfrcció 1 n, porque Tú, Señor, nos has criado y nos vivi– ficas, y nos sostienes, y nos das todas las cosas necesa– rias en este siglo y en el otro" (7). ¿De qué cosas pode– mos gloriarnos corno propias si todas son don gratuito de Dios, causa de todo nuestro bien? Confirmemos que Dios es el único Ser absolutamente necesario, eterno e inmutable. Que todo lo demás es con– tingen,te; puede faltar, podría no ser. De Él depende todo nuestro ser, todo obrar, toda ciencia, toda sabiduría, todo poder, toda belleza. Él nada necesita para su felicidad, todo lo tiene en sí mismo y nada apetece, ni desea, ni busca fuera de sí. Concluyamos que Dios es óptimo, Dios es infinito en el ser, en los atributos, en la ciencia, en el poder, en la bondad, en todo orden y bajo toda formalidad. Las co– sas son mutables, deficientes, limitadas. ¿Por qué? Por- (6) Lib. magn. Contp,mplat., I. II, Dist, XXII, e. 101, n. 22. (7) lbíd., c. 102, n. 1.

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