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24 es bueno, porque nos alimenla; el caballo es bueno, porque nos sirve para el liro o la carrera; el profesor es bueno, porqnn nos enseiía; el hombre Yirtuoso es bueno, porque cumple con sn ohligaciún; el llomtn·e santo es bucnn, porque posee las vir– tmle:; en gratlo 1wrfccto y heroico. Todos Pstos obj<'tos real izntl diYersos grados (k bondad, y los diversos grados de perferdo– nes eslablc>cen la jPrarquía de los sc>res. Las cosas más y menos perfeetas son imposibles sin 11n ser infinitamente perfecto. Esos seres, más o menos per– fectos, no se han repartido la perfección y la bondad a sí mismos, no se la han limitado a una especie o género par– ticular: luego se requiere un ser superior a ellos que re– parta las perfecciones en diversos grados, que no tenga más y menos, porque estaríamos en el mismo caso, sino que sea máximo, que sea infinito, que las posea todas sin límites, en grado sumo y pcrfectísimo. Donde hay algo mejor hay también algo óptimo. Los seres son unos me– jores que olros. Luego hay algo óptimo, que será Dios. Si tal grado de belleza, de bondad, de sabiduría, de po– der... se encuentra limitado, aquí o allí, es porque supo– ne un ser superior. Ahora bien, de todas las cosas crea– das, de todos los seres reales o posibles, se puede decir: "Les falta algo, de ser, pueden ser más". Luego ese más debe existir. Ese más debe ser la plenitud del ser, el acto purísimo, sin. medida, sin limitación. Este bien infinito, perfectísimo, fuente de toda bondad, fundamento de todo ser, manantial de toda belleza, per– fección suma de la que participan todas las perfecciones, es Dios. § V. Conrlusioncs y aplicaciones p1'(íctirns. Confesemos que Dios es el Primer Motor Inmóvil, prin– cipio y origen de todo movimiento, de toda acción, de todo din,amismo. Todos los otros motores inferiores son como