BCCCAP00000000000000000000626

25j_________ P. l'ÍO M.ª DE MONDREGANES, O, I'. M. CAP. non possis" {17). Dice Jesús: "Mi yugo es suave y mi car• f{a ligera" (18). Sin la gracia no podemos hacer nada para la vida eter– na, ni siquiera tener un buen pensamienfo meritorio. · Esta es una de las cuestiones más vitales: obtener el don de la perseverancia final o de la muerte en grada san– tificante. Hay otra herejía opuesta acerca de la misma cuestión. Los protestantes y jansenistas, afirmando el misterio de la predestinación, niegan la voluntad salvífica universal de Dios y sostienen que a veces manda cosas imposibles y que la fidelidad a la observancia de los preceptos Jiasta la muerte no es a toctos posible (19). El cumplimiento de al· gunos preceptos es imposible porque la gracia, que los haría posibles, falta. Los protestantes llegaron a afirmar que no sólo la predestim,ación es gratuita, sino que las bue• nas obras no 1>•1!:i necesarias para la salud de los adultos y que hasta la fe. De aquí el dicho que se atribuye a Lu– tero: Pecca fortiter et crede fortius. Espera en los méritos de Cristo y en la predestinación. El jansenismo y el protes– tantismo oscilan entre la presunción y la desesperación, sin la esperanza verdadera. Para comprem-der bien la razón por la cual no se puede merecer la gracia de una buena muerte es necesario conocer la naturaleza del mérito. Acto meritorio sobrenatura[mP.nte es aquel que por su naturaleza exige de Dios un pr,emio también sobrenatural. Se dice premio d,e condigno si su valor es tal que en algún modo, supuesta la promesa de Dios, se deba al agente, de justicia. Se dice de congruo si no existe esa proporción o exi- (17) De Satura et gratia, c. 43, n. 50, Ml. 44, 271. (18) Mal., 11, 30. (19) Cfr. Denz., nn. 1092-1095.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz