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LA t>lVINA PROVIDENCIA 249 Juntad positiva o per:misiva de Dios. Así cada momento que pasa es como una orden de Dios que termina en la eter• nidad feliz. Cumpliendo el deber en todo momento que pasa se eum• ple la voluntad de Dios, y en esto consiste nuestra santi• ficación. La Virgen Santisima vivió en unión divina una vida sencilla, cumpliendo, momento por momento, la voluntad dhina. Vivía como ,todas las mujeres de su condición. Del mismo modo vivieron muchos s~mtos, que no hicit'ron cosas extraordinarias, sino una vida sencilla y unHonne según su condición social o religiosa, haciendo la voluntad de Dios, que se les manifestaba momento por momento, hora por hora, día por día. El secreto es vivir el momento pre• .~ente y saber santificarlo. Lo pasado ya no vuelve. Lo fu– turo aún no existe. Lo presente es Jo que podemos y de• hemos santifkar, siguiendo la voluntad divina. Así en el sucederse de las cosas y de los acontecimien• los, sean agradables o desagradables, viviendo con espíritu de fe y reconociendo la amorosa y misericordiosa Provi– dencia de Dios, Cre.ador, Conservador y Santificador, que ordena todas las cosas para s,u gloria y nuestro bien, nos vamos santificando. Age, quDd agis. Hacer bien lo que hacemos. No pensar en otras cosas ni en el porvenir incierto. No afligirse an– tes de tiempo; porque la Providencia misericordiosa puede cambiar los acontecimientos adyersos que se temen. Que lo que se hace hic et nunc se haga de una manera perfecta. Esta misa, este rosario, esta observación., esta obra de ca– ridad, de mortificación, etc., se realice como Dios quiere de mi. En este momento Dios ¿qué quiere de mí? iQué exige mi situación actual? Que el alma esté dispuesta a re– signarse en todo, a darse toda, a abandonarse totalmente en las manos de Dios. En las desgracias, enfermedades, desprecio,;, persecu-

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