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censión continuada hasta escalar los más elevados grados. La vida del abandono no debe ser contraria al esfuerzo por el continuo progreso. Todo lo comtrario, nos abandonamos en las manos de Diios precisamente porque queremos vo– lar a Dios; nos desprendemos de ,las criaturas para subir al Creador; nos clespoj amoi; de lo poco para abrazar lo mu– cho. Por tanto, no son contrarios al abandono en la Divina Providencia los deseos de progreso espiritual: los {'sfucr– zos por adelantar e,n, la vida de perfección; la constancia en el cumplimiento de los deheres, de las observancias, de las mortificaciones, de las penit<'ncias, de los sufrimientos, El abandono continuo supone la oración, el esfuerzo y el trabajo continuos. Alpinistas que queréis subir a la cima del escarpado monte, subid. Viajeros que camináis por las sendas de la santidad, caminad. Navegantes que atravesáis por el mar borrascoso de la vida, navegad contra viento y marea. Co– merciam,tes que negociáis en las verdaderas riquezas espi– rituales, negociad..Militares que trahajúis por la conquista del reino de Dios, pelead las buenas batallas del Señor. Todos los que deseáis la santidad orad, trabajad, cami– nad, negociad, comprad ,con vuestras obras el tesoro in– apreciable de la feliz eternidad. Conducidos y ayudados por la Providencia, subid seguros y constantes al Monte de Dios. ARTÍCULO 7.º Fl'utos y ventajas del santo abandono. Son muchas las ventajas que causa el santo abandono en el alma que sabe ejercitarse en él. Indicamos algunas. l. El santo y recto abandono en las manos del Padre celestial, en las cosas que pertenecen al divino heneplúcito, quitan muchas preocupaciones e inquietudes en el alma

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