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242 P. PÍO M.• DE l\10NDR_EGANES, O. F. M. CAP. por adquirir ordenadamente las virtudes, ni el cumplimien• to de nuestros deberes, ni la privación, y uso de l-0s medios razonables y ordenados por Dios. Abandonarse y confiar en la Providencia, pero sin caer en la negligencia. Que Dios dirija y el hombre obre y co– opere según las facultades y fuerzas que le ha dado. Dios obra y dirige al hombre sin quitarle la voluntad libre. El hombre concurre con la causa primera. La felici– dad suprema, a la cual el mismo Dios desti:nó al hombre, quiere que -la consiga con las facultades y fuerzas que le da, en el orden natural, por el concurso, y, en el orden so– brenatural, por la gracia. ARTÍCULO 5.º Abandono y dinamismo. El abandono amoroso y confiado no debe excluir la ac– tividad personal. Dios puede colocar a cada uno donde quie– ra; pero exige que desarrolle su actividad y coopere con lodas sus fuerzas. Antes de los acontecimientos se debe preparar con la santa indiferencia, que exige mortificación y desprendimien– to y cumplimiento de la voluntad significada. Es necesaria la moderada solicitud en los deberes del propio estado, obrrundo con diligencia y prudencia. No debemos dejar que Dios haga lo que ha ordenado que hagamos nosotros. A cada paso nos encontraríamos con sorpresas y desilusiones. Dios aborrece la quietud ociosa e indol,ente del operario evan– gélico que entierra su talento. Es necesario negociar COTI los talentos que Dios nos ha dado y duplicarlos. El alma debe decir con humildad y verdad: He procurado hacer lo que estaba de mi parte, ahora espero can, indiferencia ,lo que Dios disponga.

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