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:'313____ 1_'._l_'Í_o_M.· DE MO:S.'DREGANEs, º· F. M,C _A_P_._____ d) Tampoco es lo mismo que aceptación, porque el hombre acepta la voluntad de Dios después de haber como comprobado sus derechos, y a más no poder. e) Conformidad a la voluntad divina es una expresión que abraza más que el aba'lldono, porque la voluntad de Dios puede ser significada y de beneplácito. El abandono mira más bien a las cosas que dependen del beneplácito de Dios. f) Finalmente, no es lo mismo que la indiferencia ig– naciana, que mira más el elemento negativo... Ell aban– dono supo1n,e. la indiferencia, pero no basta... II. Lo que es. El abandono es un acto de filial confianza en Dios¡ con él nos colocamos en manos de la Providencia dh;na, como un niño en los brazos de su madre. Es deshacerse de la propia Yolnnlad para rntregarla a Dios. Por tanto, pode– mos decir que c01nsta ch> dos elementos: negativo, la santa indiferencia; positivo, la entrega de nuestra voluntad a la ProYidencia amorosa. Dios es nuestro Padre, que nos da tantos beneficios. Su voluntad es en sí muy amable y san– ta, pero su cumplimiento encuentra en nuestra naturale– za muchos obstáculos. Todos ,los preceptos, todas las re– glas, todas las Inspiraciones de la gracia, la prúctiea de tantas virtudes y todo Jo que se incluye en la volnntad significada, impone en nosotros muchos sacrificios coti– dianos y muchas privaciones. La voluntad de beneplácito Yendrú con frecuencia acompañada de humillaciones, de contrariedades, de sufrimientos, que susciten en nosotros disgustos y repugnancias; de tal modo que nuestra voluntad corra peligro de rebelarse contra la divina. ¿, Quién librará a nuestra naturaleza de ese peligro? La mortificación cristiana en to<las sus formas. ¡,Cómo podrá

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