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LA DIVINA PllOVIDENCIA 233 voluntad de Dios, sea de signo o de beneplácito, es el atajo seguro para en hreve llegar a gran perfección. Todos los maestros de la vida espiritual ensalzan este medio de santificación. Lo veremos mejor cuando tratemos de las excelencias del santo abam,dono en la amorosa Pro– videncia divina, que es nuestro Guia... ARTÍCULO 5."' Ejemplo de Jcs1rcristo. Toda la vida de Jesús sobre la tierra fue cumplir la vo– luntad del Eterno Padre. Asi lo escribe San Pablo a los hebreos: "lfome aqui que vengo para hacer, ¡ oh Dhs !, tu voluntad" ( 5). Cuando le buscaban Maria y José, a la pregunta de su ;\fadre responde: "¿, Por qué me buscabais'? No sabíais que eo1wiene que IIH' ocupe en las cosas de mi Padre'?" <(6). "l\Ii alimento es hacer la voluntad del que me envió y aca– bar su obra" (7). "No se haga mi VO'lunlad, sino la vues– tra'' (8). "Cuando levantéis en alto al Hijo del Hombre, en– tonces conoceréis que soy yo, y no hago nada de mí mismo, sino que, según me enseñó el Padre, así hago. E.l que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que es de su agrado" (9). Todo el programa de la vida temporal de Jesús es ha– cer la voluntad del Padre celestial, cumplir su misión re– dentora. Esta fue también la vida y ocupación de su Madre ln- (5) Ilcbr., X, 5-7. (6) Luc., 11, 49. (7) .Tn., IV, 34. {8) Luc., XXII, 42. (9) .Tn., vm, 28-29.

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