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232 P. Pio ;\[," DE MONDHEHA:--Es, O. F. M. CAP. -- _____ ,_______ •-+ • -------------------e~--• sas, pueden co11currir a la glo1ia de Dios y al bien de lm, que le aman. Sabiendo, pues, que la voluntad divina es sapienlísima, omnipotente, C'Sencialmente buena e infinitamente miseri– cordiosa, debemos abandO!narnos con confianza filial en el beneplácito de nuestro Dios, que nos ama más que una madre a su propio hijo. Luego en tus manos, Srñor, en– comiendo mi vida y mi espíritu; el tiempo, la muerte y la eternidad. ARTÍCULO 4," Necesidad y excelencia ele esta conformidad. La necesidad de conformarse a la voluntad divina sr ¡mc– de demostrar por mucihas razones. l. Soa11os siervos de Dios. i,:l nos creó, nos conscrya y nos dirige con su ProYiclcncia. Él tiene perfecto dominio sobre nosotros y puede disponer como propiedad suya. No nos pertenecemos a nosotros mismos. Tenemos que reali– zar e,l fin por el cual Dios nos ha traído a la existencia. 2. Somos hijos y amigos de Dios. Por la gracia nos ha• cernos hijos de Dios, sus amigos y sus íntimos. Debemos, pues, estar sometidos al UJno-r de nuestro Padre celestial; vivir an, su amistad y concordia; hacer lo que Él quiere: Irlem velle, idem nolle. Hágase tu Yo!untad, así en la tierra como en C'l cielo. No los que dicen: Sefior, Señor, sino los que observan sus mandamientos y cumplen su voluntad son los verda– deros amigos de Dios. 3. Este es el camino seguro y real de la santic]ad. La voluntad de Dios es vuestra santificación. Ninguno podrá llegar a la perfección, si no va por este camino. Es la sen– da luminosa que nos guía en las incertidumbres de la vida; es el faro que nos dirige al puerto. La rnnformidad a la
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