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.2.JH ___ P. PÍO M. • DI-: M()1-l'_DRrc.GA,>;ES, O, F, M. CAP.___ les de la fe, asegúrate la vida eterna, para la cual fuiste llamado y de la cual hiciste profesión delante de muchos testigos" ( 13). Esta indiferencia es más necesaria a sacerdotes y reli– giosos, por razón de su vocación y estado. Por no estar indiferentes a muchas cosas no viven con paz y felicidad claustral. No tienen absoluta disposición para seguir las re;-?lns y obedecer n los supociores. Los mismos superiores la necesitan para obedecer a los que están sobre ellos en el gobierno, no obstante los dis– JUslos y angustias por los que tienen que pasnr en vir– tud de su enrgo. § IU. Er:tcn.síón de la i;ulifermu:ía.. San Fruncisco de Sales dice que se ha de practicar la indiferencia en todas las cosas de la vida natural, como l::1 :-nlud, la enfermedad, la hermosura, la fealdad, la flaqueza, la fuerza: en las cosas de la vida social, como los hono– res, las categorías y riquezas; en los diversos estados de la vida espiritual, como las sequedades, consuelos, gustos y arideces; en las acciones, en los sufrimientos y en toda rlase de acontecimientos o circunstancias (14). San Ignacio condensa el pens:m1iento diciendo "que en toclas las cosas en cuanto estú concedido al libre albedrío y no está prohibido". El santo, sin embargo, señala cualM cosas r.~peciales en las cuales debemos mostrar nuestra indiferencia: t.• Que no queramos, de parte nuestra, más la sal,ud que la enfermedad. Estar dispuesto a aceptar una u. otra, lo que Dios quiera. Claro es que esto no por un movimien– to espontáneo, sino por la libre determinación ele la vo- (13) I Tim., VI, 9-12. (14) Tratado del amor de Dios, 19, c. 5.

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