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212 es decir, los medios puestos a nuestra disposición para con– seguir nuestro fin. e) Ser magnánimos. En el uso de las criaturas debe– mos procurar la mayor gloria de Dios. Ahora que Dios deja algunas cosas a nuestra libertad y a nuestra magna– nimidad de corazón. Hay deberes y can,sejos, obligaciom's y libertades. En los casos de libertad el tantwn-quantum debe significar generosidad y prontitud. Entonces podría– mos usar de esta expresión: Quantum potes, tantum aude; quia maior omni lau·de, nec laudare sufficis. Cuanto pue– das, otro tnnto osa; porque Bl es más grande de toda ala– banza, ni jamás podrás alabarle bastante. ARTÍCULO 4.° En qué consiste la indiferencia ignaciana. Para no caer en lamentables errores conviene enknder en, recto sentido la indiferencia que recomienda San Igna– cio. Para ello nos serviremos del método negativo y posi– Livo, diciendo primero Jo que no es, y luego lo que es. § I. Lo que no es la i11difc1·c11da iir,wciana. 1) Siendo la indifon·ncia una especie de igualdad de disposición para una cosa o para otra, resulta que no se debe dar tal indiferencia con respecto al fin de las criatu– ras, que es la gloria de Dios, nuestro amor y servicio en este mundo y su posesión perpetua en el otro. Por tanto, no estar indiferentes, sino procurar con to– das nuestras fuerzas, celo y -entusiasmo la gloria de Dios. La medida del amor es amarle sin medida. Toda nuestra vida y actividad se deben emplear precisamente en eso.
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