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200 Luego la oración debe armonizarse con los atributos de Dios, no se puede oponer a la Divina Providencia, debe •:n– trar en los planos de Dios y en sus destinos providenciales. ARTÍCULO 1.:0 La oración es zw acto ele cullo que se rinde a Dios. Por la oración rec01nocemos el dominio de Dios sobre todas las cosas. 1;::I es el principio y fin de todo lo creado. Todo cuanto nosotros tenemos lo recibimos de Dios. ¿ Qué tienes que no hayas recibido? La existencia, la conserva– ci6n, los sentidos y potencias, la salud, la fuerza, el enten– dimiento y la voluntad, la gracia, las buenas obras, todo lo que tenemos de bueno es un don de Dios. Los bienes naturales y sobrenaturales, intrínsecos o ex– trínsecos, son dones de Dios. Cuando oramos reconocemos, por Jo menos implícitamente, que estamos bajo el domi– nio e imperio de Dios, infinitamente superior a todos los hombres. Luego la oración suplicante, la oración humilde, la acción de gracias continua, son actos que rinden culto a la Divina Providencia. ARTÍCULO 2.-0 La ornción coopera al gobierno de Dios. La oración, lejos de oponerse a la Providencia de Dios, coopera a su gobierno en el mundo. Orando el hombre se somete en el tiempo a lo que Dios quiere desde la eterni– dad. E.in , lugar de cambiar la voluntad divina en la nuestra procuraremos con la oración cambiar la nuestra en la de
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