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LA DIVINA PHOVIDENCL\ 10:1 de Dios. ¿Y cuánlas gracias y dones sobrenaturales no re– cibimos en esta arca de salvación? ¿Cuántas verdades no nos comunica la fe? ¿Cuántas virtudes y santidades no se difunden en los miembros del Cuerpo Místico al cual per– tenecemos por el bautismo? ¿Qué sería de ti sin estos amo– rosos beneficios que te ha concedido la amorosa Provirlen– ci a de Dios? Si lú, querido lector, has sido llamado al estado reli– gioso, reflexiona un poco sobre tu vocación. ¿, Cuándo y por qué medios Dios le llamó y cómo te condujo a la vida religiosa? Si la Providencia no nos hubiera llamado a la religión, ya hubiéramos, ciertamente, perecido. "A no ha– her estado Yavé por nosotros, cuando se alzaron contra nosotros los hombres. Vivos nos habrían tragado entonces, cuando ardía su ira contra nosotros. Y entonces nos habrían sumergido las aguas. Bendito sea Yavé, que no nos dio por presa de sus dientes. Escapó nuestra alma como una ave– cilla al lazo del cazador y fuimos librados. Nuestro auxi– lio es ,el nombre de Yavé, que hizo los cielos y la tie– rra" (4). ¿Qué hubiera sido de nosotros perman,eciendo en el mundo? ¡Cuántos pecados! ¡Cuántos vicios! ¿Adónde iríamos? Dios dirigió y organizó de tal modo las cosas y los acontecimientos que yo, sin conocerlo, sin quererlo, caí en el lazo de la mano misericordiosa que la Providencia puso en los caminos de mi vida. ARTÍCULO 2;º La PJ"ovidencia divina asisf P.. Se refiere en el 1 libro II de los Reyes que el rey de Siiria quería pr,einder al Profeta EHseo. Para ello mandó caballos (4) Sal., 123, 2-8. 13
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