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LA llIVlNA PRO\'IDEXClA 189 y escrupulosas, del carácter melancólico, de las perturba– ciones de,1 diablo, de la naturaleza enfermiza, de debilidad mental, de ideas fijas, de anormalidades mentales, etc. Tam– bién. pueden proceder de las pruebas que Dios permite para purificar el alma. De cualquier causa que proceda, es un impedimento para la perfección, es como una espina en el alma, un fla– gelo en la conciencia. Causa muchos males, inquietudes y hasta desesperaciones. Los escrupulosos permanentes y ha– bituales no se harán santos. Serán más bien egoístas, tris– tes, melancólicos, insociables. Perderán el tiempo en con– sideraciones y exámenes inútiles, no serán capaces de rea– lizar nada grande ni generoso; hasta llegarán a producirse enfermedades corporales y extravíos mentales ... Los escrupulosos temen a Dios, pero es un temor de juez y ele verdugo. No es el temor filial confiado en las misericordias divinas. Con los escrúpulos no se ora en, paz, no se gusta de los frutos del Espíritu Santo, de los dones de Dios, de la vida contemplativa... Si los escrúpulos proceden de causas naturales hay que quita:rilas y curar el mal en su raíz. Si proceden de las prue– bas de Dios es necesario tener paciencia y esperar confia– damente en su misericordia, porque, pasado el período de la prueba, volverá la serenidad y la calma. En todo caso, el remedio más eficaz para curar los es– crúpulos es la obediencia humilde y dócil al confesor y al director. Los médicos espirituales o materiales son los que mejor pueden curar a los escrupulosos. Ruega a ita Divina Providencia que te guíe por sunos caminos y que te dé sabios y prudentes confesores o pa– dres espirituales, que te conozcan, te guíen y te curen. Es– cucha la voz de la Providencia que te habla por medio de sus representantes. Arrójat,e en las munos de la Providen– cia y sigue los consejos de tus guias.

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