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LA DIVIN,\ PROVIDE.",CIA Jesús nos dio ejemplo de pobreza desde la cuna al se– pulcro. San Francisco de Asis se desposó con Madorwa Poverta y se despojó de todo por seguir a Cristo. E.l hombre que se abandona en manos de la Providtn– cia, si es rico, usará con medida y discreción de sus bienes, y lo sobrante lo dará a los pobres o lo empleará en obras de beneficencia. La abundancia de las cosas temporales le servirá para ganar méritos y riquezas eternas con el buen uso y la generosidad. El pobre que realmente carece de los bienes temporales y por su parte trabaja cuanto puede para si y para su fa– milia, tendrá ocasión para ejercitar la paciencia y confiar en la Divina Providencia. La cual, como eui<la de los pa– jaritos del cielo que no siembran ni siegan,, cuidará tnm– bién del cristiano trabajador que en él confía. El sabio rogaba a Dios qu<' no le diera ni riquezas ni pobreza, sino lo necesario para Yivir. La pobreza unida a la humildad procurará mucha paz. E.l que se contenta con lo que tiene es más feliz que el avaro que no se sacia jamás. La pobreza nos hace hereck– ros deJ premio etern-0. San Francisco, pobre y humilde, en– tra rico en el reino de los cielos. Dios nos hace pobres de cosas temporales y nos ensalza en virtudes. Recordemos la parábola del rico epulón y deJ mendigo Lázaro. ARTÍCt 1 LO 3;" Posiciones sodales. N-0 faltaron filósofos idealistas que forjaron Repúbli– cas comunistas, defendiendo la igualdad de todos los ciuda– danos, como Platón, Jordano Bruno y otros. El comunismo marxista pretende también, no sólo el

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