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LA on·rNA PROVIDI; .. "<CL\ 167 ------------ con tanta solicitud paterna cuida dcl, bien de todos y cada uno de los hombres? Vamos a dar algunos desfrllos de luz para explicar, de algún modo, el enigma del dolor. En las explicaciones no se puede preseindir de la Revelación; por esto es necesario eonsiclcrar el problema bajo el pris– ma de la fe. l. El mal no es una negación de la Divina Providen– cia. Dios provee ordenadamente al bien universal, el cual a veces exige C'l saciifido del bien particular. No se debe juzgar de las cosas ais,ladamente, sino en orden al conjunto del universo. El cirujano que amputa un miembro del en– fermo ejecutaría una crueldad si no lo hiciera para e-vitar la gangrena de todo el cuerpo y la muerte. El agricultor que arroja las semillas en el surco y se corrompen y des– truyen sería un loco si no lo hiciera con la esperanza de que nazcan, crezcan y den abundantes frutos. El cazador mata las aves para que puC'dan servir de alimento al hom– bre. Unas cosas f:stán ordenadas a otras en el universo. 2. El mal es una conseeuenda lógica de la naturaleza limitada. Sólo Dios es in.finito en sus perfecciones. -Las ('Iiaturas son limitadas cn su ser, pues no pueden poseer todas las perfecciones ni en grado perfectísimo; en su obrar, porque no puedcn hacer todo lo que quisieran. Este es un mal negativo, si no le compete a la misma naturaleza del ser particular; pcro es siempre una limitación relativa a otros entes superiores. 3. El mal cs 1J1i castigo del pecado original, que per– turbó la armonía entre el Creador y la criatura y entre las criaturas entre sí. Así, pucs, como "por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos habían pecado" (7). Por el pecado original y por los pecados per- (7) Rom., V, 12.

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