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CAPITULO PRIMERO DE L4 EXISTENCL4 DE D/üS ¡,Existe Dios? El Real Profeta David escribe: "Dice en su corazón el necio: No hay Dios. Todos obran torpemente, no hay quien haga el bien. Mira Yavé desde los cielos a los hi– jos de los hombres para ver si hay entre ellos alguno euerdo que busque a Dios. Todos van descarriados, todos a una se han corrompido, no hay quien haga el bien, no hay uno !>olo. ¿Se han n1elto todos locos los obradores de la iniquidad, que devoran a mi pueblo como se come el pan. sin acordarse de Dios para nada? Y a temblarán con, te– rror a su tiempo; porque está Dios con la generación de los justos" (1). Desgraciadamente existe una multitud inmensa de ateos, por lo menos prácticos, que viven como si Dios no exis– tiera ni conociera su malvada vida. El mismo Profeta David dice que los cielos narran la gloria de Dios y que el firmamento anuncia la obra de sus manos ,(2). San Pablo llamó inexcusables a los gentiles; porque, co– nociendo a Dios, no le glorificaron como tal (3). El Con- (lJ Sal., XlV, 1-ó. (2) Sal., XVIII, 2. (3) Rom., I, 20.

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