BCCCAP00000000000000000000626
Los antiguos gentiles no se atrevían a emprender negocios de importancia sin consultar la voluntad de los dioses. Al pueblo de Israel le proporcionó el Señor Profetas a los cua– les acudiesen para consultar la voluntad de Dios en los asuntos graves, públicos y privados. Los escogió también el Señor para preparar los caminos del Mesías. Eran los encargados de explicar la ley, inculcar su observancia, com– batir las transgresiones y llamar al pueblo a penitencia, mediante amenazas y promesas. Para nuestro intento escogemos, entre mil, el ejemplo de la casta Sustcna, que se encuentra en la profecia de Daniel. Susana. La casta Susana, que vivía en Babilonia des– posada en matrimonio con J oaquin, era hermosa y teme– rosa de Dios. Joaquín era muy rico y tenía contiguo a su casa un jardín frutal. Dos jueces ancianos frecuentaban la casa de Joaquí:n, y, viendo que Susana entraba en el jardín de su marido para solazarse, se encendieron de con– cupiscencia por ella, la sorprendieron en el bruío y la so– licitaron,. Susana rompió a llorar y les dijo: "Prefiero caer inculpable en vuestras manos, antes que pecar contra mi Señor". Oyendo los gritos de Susana acudieron los que es– taban en casa, se precipitaron a abrir el postigo para ver lo que pasaba. Los dos ancianos la acusaron de adulterio y los siervos quedaron confundidos. Los ancianos la ca- 1umniaron ante el pueblo. Todos sus parientes lloraban. El pueblo creyó la falsedad de los jueces y delante de la asamblea la condenaron a la muerte. Entonces Susana levantó su voz y dijo: "Dios eterno, conocedor de todo lo oculto, que ves las cosas antes que sucedan. Tú sabes que han declarado falsamente contra mí". Oyó el Señor su voz, y, mientras era llevada a la muerte, despertó Dios el espíritu santo de un jovencillo llamado Daniel, que con voz fuerte gritó: "Yo soy inocen– te de la muerte de ésa". Y todo el pueblo se volvió a él
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz