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CAPÍTllLO III FORMACION DE MISIONEROS 97. Formando el ambiente, Dios suscitará las vo– caciones para misioneros. Es necesario no ahogarlas al nacer, sino cultivarlas con esmero hasta llegar a formar un misionero sano, sabio y santo. 98. Misionero sano.-Para sobrellevar los arduos trabajos de las misiones es necesario que el enviado de Dios goce de buena salud física, a fin de que pueda desarrollar sus actividades. 99. Sabio.-Que <:'Sté bi<'n preparado en las cien– cias eclesiásticas y en los idiomas necesarios. Utilísima le serú la especialización en el estudio de la l\liisionolo– gía en alguna cátedra o Universidad. Cuanto mayor sea la preparación remota y próxima, mayor serú la facili– dad y el rendimiento en su futuro apostolado. 100. Santo.-Necesita ser hombre virtuoso, ejem– plar, revestido de prudencia, de sacrificio, de celo. por las almas, de caridad ardiente hacia Dios. Que sea un hombre de Dios que busque sólo la salvación de las almas y la extensión del reino de Cristo ... Un misionero físicamente sano, intelectualmente instruído y espiritualmente virtuoso, será el apóstol ideal, el pastor bueno que atraerCt las ovejas al redil evan– gélico. 71

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