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no existe ninguna obra de conjunto en el sentido misio– nológico. Sobre San Agustín existen los trabajos del P. G. Waltcr, O. F. M., y el P. Zameza, S. J. La teología misional de San Agustín comprende dos grandes ideas: una expansión vital de la Iglesia ad extra, que tiende a conquistar a todos los hombres, y una función, tam– bién vital, de asimilación ad intra, restaurando, perfec– cionando y transformando todo en sí misma para que forme el Cristo total en la plenitud de la Iglesia, esto es, la Cabeza y el Cuerpo. Es el grano de mostaza y la levadura de la harina. San Isidoro, en el libro I Sententiarum, capítulo XVI, tratando de la Iglesia y de los herejes, habla de la catolicidad de la Iglesia: "Se llama precisamente católica la Santa Iglesia porque está universalmente ex– tendida en el mundo entero. Las Iglesias de los herejes se circunscriben a partes determinadas del globo; ésta, sin embargo, se extiende difundida por toda la tierra. La Iglesia católica, así como se extiende por todo el mun– do, así también se construye con la sociedad de todos los gentiles". Nadie pont• en duda que la Tradición, representada por los Padres y Doctores de la Iglesia, nos suministra doctrinas eminentemente misioneras y principios fecundos de Misionología teorética y práctica. 38. Los Concilios.-Los Concilios, especialmen– te Ecuménicos, ocupan un puesto importante en la his– toria de los dogmas. En las declaraciones y decretos de muchos de ellos se contienen ideas y principios mi- 37

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