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pírit11 Santo rn forma de lenguas de fuego. Y todos, rcpfrtos del Espíritu Santo. empezaron a hablar en ,,aria, knguas corno tl mismo les inspiraba. La mu– cha gente que había acudido en aquellos días a Jerusa– lrn los entendía rn su propio idioma. Los partos, me– dos, elamitas. los que moraban en ~fesopotamia, en Judea, en C:apadocia, en el Ponto, en Asia, en Frigia, en Panfilia, en Egipto y en las partes ele Libia; los ro- 1wmos.. jllclíns. cretenses y úrahes les oían hablar en las propias lenguas bs mara\'illas y grandezas de Dios. To– dos, atónitos y admirados. se preguntaban: ''¿, Qué es esto?" Entonces San Pedro, Príncipe del Apostolado, cli– rigr a la multitud un clnc11entísimo sermfm y se convier– lf'll cerca ele tres mil personas::,_ Esta podemos decir quP rs la prinwra Epifanía de· la Iglesia misionPra, el primer p: 1 sn de J;i. Iglrsia nacicrltP para la conquista dPI nmnclo. ,in distinción dC' razas, ni ele lenguas, ni de naciones. Desde esta frcha empPzÓ la marcha triunfal por d mundo y no terminarú hasta la consumación de los ,iglns · 27. Aumento de la mies.-Las conversiones au– mentaban ele día en día. Los Apóstoles eligieron siete Diáconos para qne les ayudaran en los rninisteriós mate– ria les y ellos pudieran rncar mús librcrnrnte a la ora– ción v a la predicación. Felipe, uno ele los Diáconos, Act,, II, l·l. " Cfr. FR, Mo:'iTALB.\N, S, J., El universalismo inicial de la Iglesia naciente. 31

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