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2. Misiones Extranjeras.-Aquí no tratamos de las misiones mencionadas, sino de las Misiones Extran– jeras, que tienen por objeto predicar la fe y extender la Iglesia en las regiones del mundo donde no está to– davía perfectamente consolidada. Pueden ser entre paganos, mahometanos, judíos, he– rejes y cismáticos. El Código dice que estas misiones se n,se1Tan a la Santa Sede. "En otros territorios se reserva exclusi,·amente a la Sede Apostólica todo el cuidado ele las misiones entre los acatólicos" · 1 • Tratando ele la ju– risdicción ele la S. C. ele Propaganda Fide, añade: "Su jurisdicción estú circunscrita a las regiones en donde, no habiéndose todavía constituíclo la sagrada jerarquía, subsiste aún el estado de misión. También están sujetas a esta Congregación las regiones en las cuales, aunque esté organizada la jerarquía, lo está sólo de manera inci– piente"". Así se llaman misiones extranjeras del Japón, de la China, de la India, etc. 3. Evolución del término.-Hasta el siglo XVI las expresiones rnús comunes para designar lo que hoy entendemos por misión extranjera eran: Propagación de la Fe, conversión ele los infieles, predicación del Evan– gelio, catequesis del vulgo, labor de salvación ele los in– fieles, peregrinaciones apostólicas, sagradas expedicio– nes, etc. La Compañía de Jesús añadió a los tres votos el voto ele las Misiones, y San Ignacio redactó las Cons- • Can. 1350. ' Can. 252, § 2. 10
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