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DIA II Conferencia V (VIJ DE LA SANCION DEL FIN, O SALVACION DEL ALlUA Vestram salutcm 011eramini. Obrad vuestra salud. (Phi!., II, 12.) l. El hombre tiene por fm. conocer, amar y servir a Dios en este mundo; pero el servicio de Dios no es facultativo, sino obligatorio. Tiene ra– zón de premio. Somos hijos del Padre celestial; si le servimos como nos manda, tenemos derecho a su herencia; si no le servimos como Él quiere, nos privará de ella. Somos soldados que tene– mos que combatir y luchar para conquistar el reino de Dios. Un soldado llamado al servicio de la patria, vestido de militar, si en el momento de la guerra o de la batalla se despoja, se da a la fuga y deserta de las filas. no por eso deja de ser militar. Si la justicia humana le pu.ede de– tener, le castiga como desertor. Lo mismo sucede con el hombre que no sirve a Dios, que deserta de sus filas, que se rebela contra sus órdenes. Ese tal tendrá el castigo eterno: la condenación, la privación del reino de Dios. En cambio, el hom– bre que sirve a Dios, que trabaja por la conquista de su reino, que lucha y combate como buen sol– dado de Cristo, tendrá por sanción la consecu– ción de su fin: la salvación del alma. Servir a Dios es el único e indispensable medio para sal– varse y ser felices por toda la eternidad. Jesucristo, nuestro divino Redentor, para ex-

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