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DÍA X.····(<DIES ACTIONIS ET DEPl!ECATIONIS)) 787 tud con fervor y de3pués se vuelve atrás, no sólo pierde lo recorrido, sino que se cuesta más vol– ver a emp2zar de nuevo. Las alternativas debili– tan la voluntad, disminuyen la energía. Quiere y no quiere el perezoso 072). Es un tejer y des– tejer infructuoso. Las recaídas en las enfermeda– des sJn peligrosas. Al contrario, si uno emprende con fervor la ardua empresa de la propia santificación y per– severa constantemente, cada vez se le hará más fácil; con la repetición de los actos se forman los hábitos, y los hábitos forman una segunda naturaleza. Cuanto más avanzada, más facilidad, más firmeza, más igualdad de ánimo, más satis– facción, más consuelos y más felicidad. III. OBSTACULOS PARA LA PERSEVERANCIA Los obstáculos que se ofrecen para persevar en la práctica de la virtud proceden generalmente de la mismas dificultades de las virtudes, que son en si una cosa ardua; se oponen a las fuertes inclinaciones desordenadas de la humana natu– raleza, degradada por el pecado e inclinada siem– pre al mal. Con todo, se pueden señalar algunos obstáculos mas comunes y que se suelen oponer para perseverar en la virtud. l. El carácter.-Existen caracteres constantes, tenaces, que cuando emprenden un negocio no lo dejan fácilmente antes de llevarlo a feliz térmi– no. Hay otros caracteres volubles, desiguales, in– estables, que cambian con suma facilidad, se acomodan a las circunstancias, se arredran ante las primeras dificultades y se les pueden aplicar las palabras de la Escritura: Nunca permanecen en el mismo estado ( 173). Es necesario ir modificando poco a poco el ca– rácter, educar:o y saberlo dirigir. Educar la vo- ( 172) Vult et non vult 1riger. (1731 Et numQ1iam in eoclem "<IV, 2. XIII, 4. 1 'Jermanet. Job ,

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