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DÍA X.--«DIES ACTIONIS ET DE:'FECATHJKIS\l 7P3 y de la soledad, apetecen las cebollas de Egipto y se vuelven al mundo, de donde Dios antes, mi– sericordiosamente, les había sacado. En medio de los peligros del mundo y privados de las gra– cias especialE:s de Dios, a las cuales se han hecho indignos, viven de mal en peor. No pocas veces se ven privados de pan para el cuerpo y de gra– cia para el alma. Miraron atrás y se convirtieron en eststuas de sal. Recordad el ejemplo de la mu– .i er de Lot ( 160). Las paredes del templo, que fue– ron testimonio de sus lágrimas, clamarán contra 01los; los sagrados tribunales, Que fueron deposi– tarios de sus promesas, les acusarán de infidelidad. La perseverancia en el estado religioso está íntimamente relacionada con la perseverancia final; el que voluntariamente pirrde la vocación y se vuelve al siglo, se expone a peligro de eter– na condenación. Ya lo dijo el Espíritu Santo: El que J]One la mano al arado y vuelve atrás, no es apto al reino de Dios (161). 3) Perseverancia en la práctica de las virtu– cles.-La perseverancia, considerada como virtud moral, pertenece a la fortaleza y tiene por ob– jeto corroborar el alma para sufrir y superar cons– tantemente las dificultades que se hallan en la práctica de las virtudes. Su objeto formal, pro– piamente hablando, es vencer las dificultades que provienen ele la cluración en la práctica de la virtud, mientras que la constancia mira más bien a los obstáculos exteriores. Para continuar por . mucho tiempo, y aun por toda la vida, en la p:.-ácttca de las virtudes teologales y morales, se rPouierP firmeza v reso 1 ur'ón en la ejecución de los propósitos; es necesaria una tendencia con– tinua hacia la perfección religiosa, lo cual supone un esfuerzo; ese esfuerzo continuado y sin tre– gua debe conservarlo la perseverancia. Para lle– grrr a ser verdaderamente virtuosos no basta practicar con fPrvor las virtudes durante algún í lfiílí (;pn.. XIX. 26. /161) Nemo mittPns manwn s1wm acl (/ratrnm, et rcspiciens retro, avtns est regno Dei. Luc., IX, 62,

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