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DIA X Conferencia IV (XLI) DE LA PERSEVERANCIA Qui percei:erarerit usque in finem hie salvus erit. El que perseverare hasta el fin, és– te será salvo. (Matth .. XXIV, 13.) l. Hemos llegado al término de los santos ejercicios, que se han pasado velozmente, como pasa también nuestra vida. Pasaron estos días de gracia y de salud; pero su fruto no debe pasar. Cuando se terminan los dias de retiro y se vuelve a la vida ordinaria, es cuando debe empezar la práctica y ejecución de los propósi– tos. La dificultad no está en proponer, sino en ejecutar lo propuesto, y más que nada en perse– verar en el cumplimiento de las resoluciones. 2. La santidad es una cosa ardua y dificulto– sa, supone violencia y lucha. Los actos momen– táneos y transitorios en las cosas arduas no son tan difíciles; pero los actos repetidos y continua– dos por toda la vida suponen mucha dificultad y heroicidad. De aquí la necesidad de la perse– verancia en el bien. Es necesario perseverar con– tinuamente, sin cesar, en el buen camino em– prendido, hasta que se llegue al fin de la carrera. Hablaremos, pues, de los siguientes puntos: I. Naturaleza y necesidad de la perseverancia. II. Motivos de perseverancia. III. Obstáculos para la perseverancia. IV. Medios de perseverancia.

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