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774 ((ALVEHNIA)) dición, que tuvieron pasiones como norntros, que algunos de fULTOn pecadores, que tuvieron que luchar y combatir contra sus pasiones, su– frir persecucion2s, d2sprecios, dolores y marti– rio, entonces no tenemo3 excusa ninguna de parte nurstra. La gcr:.::cia de Dios está siempre pronta, los medios no nos faltan, ¿qué excusa podemos aducir para no seguir sus ejemplos e imitarles rn sus virtudes? Todos los santos prac– ticaro::-i las virtudes cristia::-ias, p2ro algunos de ello~. se distinguieron en alguna vlrtud especial, en a:guna prúctica particular: unos en la fe, otros en la esp2ranza, otros en la caridad; aqué– llos en la lmmildad, éstos en la pobreza. Los unos se dedicaron a la vida contempcativa; los otros, a la vida activa o a la vida mixta. Hubo apóstoles, mártires, confesores, vír 3 enes, anacore– tas, monjes, frailes, religiosos. religiosas, segla– re, nobles, plebeyos, ricos y pobres. De todas cla– ses, condiciones y categorías sociales; en todas las naciones y bajo todos los climas. Imitemos a aquellos que son de nuestra misma condición, estado, categoría, etc. La gracia no destruye la naturaleza, y cualquiera que el cielo nos haya dado, es c¡:¡paz de la santidad. Entre tantos san– tos y modelos, elijamos aquellos que más nos conv2:1ga'1 por razón de r,uestro carácter y na– turaleza. Rscordemos frecuentemente las palabras de s::m Agustín: «¿ Tú no podrás lo que éstos y és– tas?,> (148). ¿No puedes tú, con la gracia de Dios, lo que t:1ntos santos y tantas santas hicieron? ¿Por qné no has de formar parte de ese ejér– cito inmenso, de esa turba magna de toda tribu y nación, que ninguno puede ennumerar? ¿Por qué no has d? ser cortesano del cielo para amar, servlr y gloritlcar al Cordero Inmaculado, Cristo J·esús, corona de todos los Santos? Hay algunos santos a los cuales se les debe tener es1wcial devoción. En primer lugar, S. José, Esposo de Maria Santísima, Jefe de la Sagrada (148) Ccnfr.o,s., lib. VIII, c. XI.

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