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770 <<ALVERNIA)} riano: «No me toques, porque yo estoy bajo la tutela del ángel que guarda mi virginidad»; y Valeriana y su hermano Tiburcio se convierten y ven el áng8l d8 Cecilia < 140). Inés, lo mismo que la anterior virgen y mártir romana, llevada al lugar del cr:men, encuentra el ángel prepara– do para defenderla, y dice: «Tengo conmigo el ángel custodio de mi cuerpo» (141). San Fran– cisco de Asís es consolado por las notas melodio– sas del violín tocado por el Angel y transforma– do en un segundo Cristo por las cinco llagas que imprime en su cuerpo un Serafín. Santa Fran– cisca Romana vence las astucias del diablo por la protección de su Angel· custodio, con el que tie– ne trato intimo y familiar (142). Santa Gema Gal– gani, virgen de Luca, tenía devoción especial al Angel custodio, y conversaba con él con fre– cuencia. Así podríamos ir recorriendo las Viclas de la mayor parte de los Santos, y veríamos cómo la devoción al Angel custodio ha sido una de las especiales de sus vidas, y por su mediación han obtenido innumerables gracias y favores. Nuestros cleIJeres JJara con los Angeles custo– clos.-Si de nuestro Angel de la guarda recibimos favores, justo es que nosotros tengamos relacio– nes con él. Hemos de tener: 1) Una grancle ve– neración, como enviado y representante de Dios para nuestra utilidad. Este fiel amigo y com– pafi.ero es digno de toda nuestra veneración y es– tima. «Estos socios, decía el Seráfico Padre, se han de venerar e invocar.» No podía sufrir que los ángeles notaran en él algo que pudiera ofen– der sus miradcs, ni que se hiciera delante de ellos alguna cosa eme no se hiciera en presencia de los hombres. Bien convencido de que los ángeles, delante del Santísimo Sacramento, están cantan– do las divinas alabanzas, quería que, a ser posi– ble, todos los Frnilec; acudieran al coro, y allí, en unión de los espíritus celestiales, cantaran sal- (1401 :,2 nov. (141) 21 cncr. ( 142) 10 mur.

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