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76 <CALVERNlA» prometió aspirar y trabajar por conseguirla, que la religión ha gastado tanto con él..., y después no da frutos ni adelanta..., o, lo que es peor, da frutos amargos? Ese tal que se vaya a ganar la vida de otra manera, o que vaya a padecer la miseria del mundo... Excidetur et in ignem mit– tetur. .. En la ley Antigua estaba escrito: Si hay algu– no tímido y cobarde que no entre en batalla, que se vaya y vuelva a su casa, no sea que haga te– mer a sus hermanos, del mismo modo que él te– me (100). El Beato Egidio dice que es cosa imposible que el hombre adquiera la virtud sin solicitud y sin trabajo; el hombre que rehusa esforzarse y afli– girse por amor de Jesucristo, rehusa en realidad la gloria de Jesucristo .(101). Sí, es necesario el interés, el trabajo, el esfuerzo, la valentía y la animosidad para progresar en este camino estre– cho de la perfección. Está allá en la cumbre, es necesario subir, y la cuesta, cuesta. Se necesitan ánimos y esfuerzos para llegar a la cima del mon– te Carmelo ... Pero no somos nosotros solos, es la gracia de Dios que obra con nosotros (102). Con– fiados en la gracia de Dios, que nunca nos falta, no debemos desfallecer. Si isti et istae, cur non ego? Si esa pléyade de santos y de santas del cris– tianismo han llegado a la cumbre de la santidad, ¿por qué yo no? Si tantos ilustres varones de mi Orden, con la misma regla y constituciones, con el mismo hábito y la misma vida, llegaron, ¿por qué yo no he de llegar? ¿No eran hombres mor– tales, débiles, quizá pecadores, como nosotros? ... Entonces, ¿por qué yo no he de ser como ellos fueron? ¿Quién me impide seguir sus virtudes, imitar sus ejemplos?... ¡ Oh religioso! Cogita frequenter ad quid venis ti (100) Qiiis est hamo formidolosiis, et carde pavido?, vadat, et revertatiir in d-oJnmn siiam, ne pavere faciat corda fratrmn siwnim, siciit ipse perterritus est. Deitt., XX. 8. ( 101) Cfr. Marcos de Lisboa, l. c. (102) Non ego aiitem, sed gratia Dei mecmn. I Cor.• XV, 10.