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DÍA X.-((DIES ACTIONIS ET DEPTTECATIONISll 755 nuras de una Madre compasiva y misericordiosa. Como Ella nos engendró en el dolor, en medio de las angustias del Calvario, tanto más nos amará cuanto más le hemos costado. Siendo Rei– na, Madre de misericordia, Corr.edentora del mundo, no puede menos de socorrer a los súbdi– tos, hijos y redimidos... La magnificencia de los reyes consiste en compadecerse de los meneste– rosos y socorrerlos; la bondad de la madre, en hacer bien a sus hijos; la bondad de una reden– tora, librar del cautiverio a aquellos por los cua– les ofrece sus sacrificios o su vida... San Buenaventura dice: «Sabiendo la Virgen que tiene gracia abundante, invita a todos para que la reciban de su plenitud» (96). San Lorenzo añade que María puede. sabe y quiere hacer bien a sus hijos. Como la luna comunica al mundo toda la luz que recibe del sol, así la Virgen co– munica a los mortales todo lo que recibe del Sol que es su Hijo santísimo. Aún da más de lo que se le pide. Eliecer pidió agua a Rebeca, y ella le ofreció y dió más de lo que pedía; así la Vir– gen muchas veces da a sus devotos mucho más de lo que le piden (97). Luego nos hemos de acercar a Ella con toda confianza; porque puede. sabe y quiere socorrer todas nuestras necesida– des y darnos todas las virtudes. Nuestra confianza debe ser: a) Inquebrantable, a pesar de todas nuestras miserias, de todos nuestros defectos. Cuanto más miserables, más confiados, porquf' más necesitados. El rico da sus limosnas a los más indigentes ... b) Universal, que se extienda a todas las gra– cias: de conversión, de progreso en la vida es– piritual, de consuelo en las tristezas, de alivio en las tribulaciones, de salud en las enfermedades... Confianza sin límites... Quien me encontrare, encontrará la vida y al– canzará la salud del Seiior (98). Si nos acercamos UlG! Scr111. 5 ele A1mnnt. n. V M"' t. IX. p. 679. 197¡ Muria.le, Opera omnia, t. I, p. 332. (98) Qui me im•cncrit. inveniet vitam, et haµrict sa¡i,tem a Domino. Prov., VIII, 31).