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DÍA X.-«DIES ACTIONIS ET DEPHECATIONIS)) 753 V. «VIRGO CUM FIDUCIA ADEUNDA» El Apóstol S. Pablo, escribiendo a los Hebreos, les dice: Vayamos con confianza al trono de la gracia para que consigamos misericordia y en– contremos la gracia en tiemvo oportuno (86). El texto, que se refiere a Jesucristo, tiene también una aplicación proporcionada a la Virgen, su Ma– dre. Dice S. Buenaventura: «Si queremos obtener la gracia para nosotros, tan necesaria, no hay determinación mejor que acudir a la que es llena de la gracia y, por tanto, trono de la gra– cia» (87). Por ningún medio se podrá encontrar mejor la gracia que por aquella a la cual dijo el Angel: Invenisti gratiam apud Deum (88). Debemos acercanos a María con toda confian– za como a Reina y Madre de la misericordia, como Abogada y Mediadora nuestra: Eia ergo, advocata nostra <89). Es la bellísima Ester, a cuya vista el corazón del divino Rey se con– mueve... Para que podamos confiar en una persona, se necesitan dos cosas: poder y bondad; porque si, es poderosa, podrá; si es bondadosa, querrá. Pues bien: estas dos cualidades, la Virgen las posee en grado eminentísimo. a) Todo poder viene de Dios y se lo comunica a quien quiere.--¿Qué poder no le habrá concedi– do a María, Hija predilecta, Madre dilectísima y Esposa castísima? ¿.Qué poder no le habrá comu– nicado sobre todos los hombres cuando en los mo– mentos de la muerte le confiern la maternidad es– piritual sobre todos? ... A María nada se resiste; porque es la depositaria de la omnipotencia divi– na. Ni la justicia de Dios, a quien aplaca; ni la malicia de los hombres, a quienes convierte; ni el furor del infierno, a quien ahuyenta... María (86) Adeam11s ergo eum fidueia thronum qratiac: ut misericorcliam, ronsr>oumnur et qratiam, inreniannis in auxilio 07,portuno. HclJr., IV. 16. (87) Serm. de Natic. E. V. M., t, IX. P. 713. (88) Jnvenisti enini qratiain a1111c/, Deum. Luc.. I. 30. (8f)l Eiri, ergo, aclvocáta nostra. sazre, Regina,

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