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DÍA X.-«DIES ACTIONIS ET DEPTTECATIONIS)} 751 de todos los ángeles y santos juntos, a los cuales se les tributa culto de dulía; reservando a la Virgen un culto especialísimo, que llamamos de hiperdulía. Tanta es la dignidad de María por ser Madre de Dios, que ninguna lengua, ninguna escritura, ninguna profecía, ninguna semejanza puede ala– barla suficientemente (81)_ Es, por tanto, Reina y Señora de todos los seres creados, de los ce– lestiales y terrestres; su imperio se extiende como el de su Hijo: y como a su Hijo deben doblar la rodilla los cielos, la tierra y los infiernos (82), del mismo modo ante la Virgen debe doblar la ro– dilla toda criatura. Hemos dicho también que es nuestra Madre, y toda madre es digna de respeto, de veneración y de obsequio ... No seremos verdaderos hijos si no veneramos con devoción a nuestra amantisi– ma Madre ... 2) Por su santidad.-La veneración se debe además de la dignidad, del imperio, majestad y dominio ... , a la santidad. Se veneran en los al– tares a los que se distinguieron po1' su santidad, por sus virtudes... La más santa de todas las criaturas fué la Vir– gen. Dice S. Buenaventura que lo que se dió a los demás santos de dignidad y de gloria en to– dos los órdenes parcialmente. a Maria le fué con– cedido integralmente (83). Ella reúne en sí más perfección que todos los ángeles y santos colecti– vamente. Fué santísima en su Concepción sin mancha, fué santísima porque jamás cometió la más leve culpa personal, ni aun imperfección al– guna; fué rectísima su voluntad, en todo confor– me con la de Dios; fué santísima, porque prac– ticó todas las virtudes. desde su tierna infancia hasta su glorioso tránsito... 3) Por la plenitud de la gracia.-Podemos de- (Rl, s. BONAVENT.. serm. 2 ele Nat. B. V. M .. t. IX. n. 7rH3. (82\ In nomh1p .Tes11. omnP nen11 flectatu.r coelPstium, terrPstrinm. et infernortLm.. Phil. II 10. (83) Serm. fi ele Annunt. B. V. M, t. IX, p. 67f/.

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