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740 ((ALVERNIA)} se radican en la Virgen Madre por amor y de– voción, por Ella se santifican; porque impetra para ellos la santidad de su divino Hijo» (49). «La Virgen María es Estrella del mar, purificando a los que están en el mar de este mundo, ilumi– nándolos y perfeccionándolos» (50). «Es la Escala del cielo por la cual debemos subir si queremos llegar a la cumbre del monte de Dios, Oreb; por ella, dice S. Bernardino, suben los santos a reci– bir la gloria del cielo» .(51). «María es Puerta del cielo, porque ninguno puede entrar en él sin que pase por esta Puerta» (52) «María, dice San Lorenzo de Brindis, O. M. Cap., es Reina del mun– do, Sefiora de los Angeles, Princesa de los San– tos, Corona de las vírgenes, Emperatriz del uni– verso, Escala del cielo, Puerta del Paraíso, Vía de la salud... » (53). No se lee de ningún Santo que llegara a la cumbre de la perfección cristiana sin la devoción a la Virgen l54). Todos, más o menos, tenemos tierna devoción a nuestra Madre del cielo; pero a fin de que se arraigue, se aumente siempre más en nuestros corazones. es necesario hablar de ella. Consideraría como incompleto un curso de ejercicios si no se hablara de este tema tan im– portante para nuestra salvación y santificación. Por otra. parte, es siempre agradable tratar de una Madre a quien tiernamente se ama. ¿Qué diremos? Nada de nuevo que no hayan dicho los Santos y escritores. Se ha escrito tanto, se ha predicado tanto, y con tanto primor, que no es posible reducirlo a síntesis. Por otra par– te, los materiales del tema son tan co!}iosos, las prerrogativas, excelencias y santidades de la Vir– gen tan eminentes, que no es posible reunirlas (49) Serm. 2 de Purif. B. V. M., t. IX, p. 642. (50) Serm. 1, Collatio de Pnrif. E. V. M., t. IX, p. 638. (51) Sf'rmones de Festfr. B. V. M. Serm. 1, a. 3, c. 3. t. IV, P. 74. (52) s. B0NAV., Coment. in Luc., c. I, n. 70, t. VII, p, 27, (53) Mariale, Opera Omnia, t. I. JJ. 456. Patavii, 1928. (54) s. B0NAV., II Sent., d. III, p. I, q, I, ad 4, t. III, p. 584.