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DÍA X.-«DIES ACTIONIS ET DEPHECATIONIS)) 737 5. Constantemente.- Labor omnia vincit im– probus. El trabajo constante vence todas las di– ficultades. Gutta cavat Zapidem. Cayendo la gota de agua constantemente sobre la piedra, forma el agujero. El trabajo perseverante llega a cau– sar prodigios. 6. Desinteresadamente.-No debemos buscar en el apostolado el interés, el lucro, la fama, los honores. Buscar la gloria de Dios. el fruto en las almas. Trabajar con celo y rectitud de inten– ción. El apostolado ejercido con las condiciones in– dicadas será meritorio para el que lo realiza y provechoso para las personas por quienes se tra– baja. Lo que importa es trabajar mucho y bien. Re– cordemos a este pronósito la parábola de los ta– lentos. Es un hombre que parte para lejanas tierras y distribuye su sustancia entre los cria– dos ... A uno le da cinco talentos; a otro, dos; a otro. uno. Los dos primeros negociaron con los talentos recibidos; el tercero lo escondió bajo tierra. Al regr2so. el señor les pide cuentas. Vie– ne el primero y dice: «Sefi.or, me diste cinco ta– lentos, he aquí otros cinco más.» El segundo: «Se– ñor, me diste dos talentos, he aquí otros dos más.)> El tercero dicr: «Señor, como me diste un solo ta– lento, lo escondí y no trabajé con él.» El señor, airado. responde: Siervo malo y perezoso ... (44). Trabajemos con los talentos, pocos o muchos, que Dios nos ha dado. A quien se le ha dado más, se le exigirá más; al que menos, se le pe– dirá menos; pero cada uno debe negociar con lo mucho o con lo poco. Sigamos los ejemplos de Jesús, María y José, de los Apóstoles y misio– neros, y trabajemos en la viña del Señor, porque la mies es mucha y los operarios pocos ( 45). Los sabios y los santos se hacen con la gracia y con el trabajo. Al fin de nuestra vida laboriosa, el Su- (44) Matth.. XXV, 14-27. . (45) Luc., X, 2.

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