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DÍA X.-((DIES ACTIONIS ET DEPTIECATIONIS» 733 III. NORMAS DIRECTRICES EN LA VIDA DE ACTIVIDAD Cualquiera que sea el trabajo en que se ocupe el hombre, particularmente si es sacerdote y re– ligioso, debe realizarse bajo algunas normas di– rectrices. El trabajo del hombre no debe ser co– mo el de una máquina, ni como el de una bes– tia, máxime si por su estado social está obligado a tender a la perfección, como son las almas consagradas a Dios. Ponemos a continuación al– gunas normas o princ1p10s que deben moderar nuestras actividades materiales, intelectuales o apostólicas. Se debe trabajar: 1. Devotamente.- San Francisco recomienda a sus hijos, en la Regla, que trabajen fiel y de– votamente (32). Se ha de trabajar devotamente, es decir, dirigiendo el trabajo a la gloria de Dios, al bien del prójimo y a nuestra santificación. Bus– car e intentar siempre fines santos y elevados en nuestros trabajos, obrar con elevación de miras. Como dice s. Pablo: Non ad oculum servientes, quasi homi1.1-ibus placentes sed ut serví Christi. facientes voluntatem Dei ex animo, cum bona voluntatc scrvientes sicut Domino et non homi– nibus, scíentes quoniam unusquisque quodcum– quc fecerit bonum, hoc recipiet a Domino (33). San Bernardo, hablando del estudio, indica al– gunos d::: los fines malos o buenos que se pueden tener: Sunt qui scire volunt. ut sciant. Estudiar para s::iber... Esto es turpis curiositas, porque re– baja mucho el fin altísimo del estudio. Sunt qui scire volunt ut sciantur. Desean pasar por inte– ligentes, sabios... delante de los demás, cuando quizá no lo son. Esta es turpis vanitas. Los ver– daderos sabios tienen la persuación del filósofo que decía: «Sólo sé que nada sé ... » Unum scio, me nihil scire. Et sunt qui scire volunt, ut scien- (32) Regla, c. III. (33) Eph., VI, 6-8.

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