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~6 «ALVERNIA» 11. CAMPO U OBJETO DE NUESTRO TRABAJO No todos son capaces de todo, ni pueden ocu– parse en todos los campos del trabajo humano, que es variadísimo. No es lo mismo el trabajo del seglar que el del religioso, ni el del lego que el del sacerdote, ni el del aldeano que el del Obis– po. Por esto, vamos a tratar primero de algunas formas de apostolado, en las cuales se podrá tra– bajar según la categoría a la cual se pertenezca en la sociedad, y luego diremos algo sobre el tra– bajo material y manual. l. Apostolado de la oración.-Una de las for– mas de trabajo común a toda clase de personas y a todos los sexos y condiciones es el aposto - lado de la oración. Jesús entró en el mundo oran– clc-, vivió orando, murió orando, y en el cielo per– petúa su oración por el mundo: Siempre vivien– te, ']Jara interceder por nosotros i 15). Su oración es eminentemente apostólica. El Padrenuestro es una oración que comprende la gloria del Padre, el bien nuestro y de nuestros prójimos, las siete peticiones fundadas en caridad. En el Cenáculo, ln su oración sacerdotal, dice: Rogo ut serves eos a malo ... (13); Rogo ut mrnrn sint (171; Ut ipsi in 1wbis unurn sint 08). Los Apóstoles, con la, predicación y la oración, convertían a los pueblos; las lágrimas y oraciones de Marta y Ma– ría conmovieron a Jesús para resucitar a Lázaro; las lágrimas de Santa Mónica convirtieron a Agustín. Con la oración y la predicación, San Francisco Javier misionó la India y el Japón. La oración fué el secreto de los Apóstoles y de los misioneros entre fleles o infieles. ¡ Cuántas almas de vida contemplativa con sus oraciones conver– tirán más almas que los gritos y fatigas de mu– chos misioneros y predicadores elegantes y orgu- (15) Semper vfoens ad. interprlland.um pro nobis. Hebr., VII, 25. (16) Joann., XVII, 15. (17) lbid.., 21. ( 18) Ibid.,

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