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DÍA IX.-«DIES UNIONIS MYSTICAE» 717 2) Los proficientes, que, movidos por la es– peranza, no buscan la cruz, pero la reciben con más resignación que los primeros. Cuando la di– vina Providencia se la manda, soportan con cal– ma la adversidad, aunque les desagrada; sien– ten que la cruz es buena, pero les pesa su carga; no la rechazan, pero quisieran verse libres de ella. 3) Los perfectos. Estos aman la cruz y el pa– decer para asemejarse a Jesucristo, para dar más gloria a Dios y unirse más estrechamente con ÉL Con ::,. Pablo y s. Francisco exclaman: Lejos de mí gloriarme en otra cosa que en la cruz de Cris– to Cl 73). Es claro que estos grados no se pueden medir matemáticamente; entre ellos existe una escala ascensional indefinida. Debemos, pues, esforzarnos en adquirir siem– pre nuevos grados de conformidad a la divina voluntad. La gracia de Dios, con el esfuerzo cons– tante, lrnrán nuestra alma dócil a las divinas disposiciones. En todas las tribulaciones de la vida, que no suelen ser pocas, debemos acordar– nos de la oración de Jesús en el Huerto y decir con el divino Maestro: Seiior, no se haga mi vo– luntad, sino la vuestra (174). En las dudas, en las vicisitudes de la vida rellgiosa, exclamar con S. Pablo: Seiior, ¿qué queréis que haga? (175). Aquí me tenéis pronto a obedecer, a seguir vues– tra. santísima voluntad, cueste lo que cueste. Mostradme, Seiior, vuestros caminos; enseriadme las huellas que tengo que seguir (176). Ense11ad– me, Se11or, a hacer vuestra voluntad (177}. Quie– ro someterme a vu2stras amorosas disposiciones, deseo doblegar mi juicio, renunciar a mi propia voluntad. Mi propósito es pensar, desear, querer, sentir, obrar en todo conforme con vuestra acto- ( 173) ,Wihi autem al,sit _qloriari, nisi in cruce Domi– ni nostri .Jesu Christi. GaL, VI, 14. (174) Verumtmnen non mea voluntas, sed tua fiat. L11c.. XXII. 42 ( l 75í Domine, quid me 1•is /acere? Act,. IX, 6. (l7Gl Vias tuas, Domine. demonstra mihi: et semitas ec7oce me. Ps. XXIV, 4. Doce me /acere voluntatcm tuam. Ps. CXLII. 10.