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DÍA ::-:X.-C(!:':Es 1.:NIGNIS füYSTICAE)l 707 l. NATGRALEZA Y NECESIDAD DE LA C0.1".– FORII-UD,'\.D CON LA VOLUNTAD DE DIOS EN TODAS LAS COSAS Entendemos por conformidad a la voluntad de Dios la completa y ~,morosa sumisión al querer divino. ¿Cuál es el querer de Dios? La voluntad de Dios es nuestra santificación .Cl49), nuestra porf:occión rcllgios:l, según el estado que hemos abrazado. La volunt:ld d2 Dios no la vemos in– tuitivamente en sí misma mientras somos via– dores; sólo 1:1 podemos conocer por sus manifes– tacion::s externas en las criaturas, por el orden natural de la razón o por el orden sobrenatural de la fe. Esas manifestaciones externas las hace Dios por la voluntad llamada de signo y de be– neplácito. Explicaremos en qué. consiste cada una. 1) Vol1mtacl ele signo.-Esta consiste en que– rer lo qu2 Dios nos ha significado ser su querer. «L2. doctrina cr~st:an2, dice S. Francisco de Sa– les, nos propone claramente las verdades que Dios quiere que creamos, los bienes que quiere que esperemos. las penas que quiere que tema– mos, lo que quiere que amemos, los Mandamien– tos que quiere que cumplamos y los Consejos que desGa sigamos. Y todo esto se llama voluntad sig– nificada de Dios, porque nos ha significado y ma– nifestado quG qu'.er8 y desea que todo ello sea creído, esperado, temido, amado y practica– do» (150). Estas significaciones respecto a lo que debemos practicar se pueden comprender, por lo que toca a nosotros, en las siguientes: Manda– mientos de Dios y de la Iglesia, Consejos evan– gélicos. Legislación propia, deberes del propio ofi– cio particular, inspiraciones divinas. a) Todos los preceptos de ley natural, positi– va, eclesiástica, y civil justa, son normas en las (148) Haec est cni111 ¡;ci/nntas D , 0 cmrtificatio ~•es- tra, l The0.. pr (150) Tratado amor de Dios, l. VIII, ca.p. III.

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